The Hidden Wars
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Desire to dreamer

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Mensaje por Invitado Miér Jun 20, 2012 12:52 pm

Holocausto y la muerte

Quien diría que todo terminaría una tarde tan bella de verano. El sol estaba a punto de ocultarse dejando en el horizonte un ligero fulgor naranja. El hijo único de la familia darkhowl estaba jugando en el balcón con sus soldaditos de plomo. Al ser el único hijo era el consentido de la familia en muchos aspectos. Tenía todos los lujos que un chico de su edad podría desear, juguetes de distintos tamaños, formas y colores, infinidad de libros que el leía muy amenamente puesto que le fascinaba la lectura. Además de esto gozaba de la tutela de los mejores profesores que el país podía proporcionarle y el bolsillo de su padre podría pagar. Los darkhowl eran la familia mas poderosa y adinerada de toda la provincia de astur, gozaban de una riqueza de cantidades incalculables, aunque también eran blanco de una gran cantidad de caza recompensas, asesinos y bandidos, pese a esto su mansión se hallaba bien protegida de los malignos así que no temían mal alguno por ellos. Pero esa misma tarde todo cambiaria, las cosas tomarían un giro mas siniestro y oscuro.

Los soldaditos de plomo se veían sumamente elegantes, con sus uniformes de color rojizo y sus gorros negros elevados, asciendo parecerles más cabezones, aunque claro esto no era así. Siempre eran risas y juegos dentro de la casa, nunca había un solo momento en el que el niño no dejara de sonreír por más minima cosa que pasara. Aunque todo fuera un lecho de rosas los nubarrones negros de tormenta, representados por las fuerzas del escarnio esperaban arteros a lanzar sus garras sobre aquella casa y sumergir a aquella provincia en la oscuridad total. Quien sabía que oscuros designios deparaban a aquella casa, pero no eran nada buenos.

La dulce vos de la criada llamando a Alexander para que bajara al baño de la tarde comenzó a sonar como de costumbre. Siempre era así, siempre había que ducharse antes de comer, algo que le molestaba un poco a el, pero debía de hacerlo si no su padre se enfadaba. Con un insistente, pero dulce y maternal llamado, la criada volvió a repetir diciendo

- joven amo el baño ya esta listo, apúrese o su padre se enfadara-

Girando los ojos, en una señal de descontento y resignación, el pequeño junto rápidamente sus soldaditos de plomo y los guardo dentro de la cesta de los juguetes, que se encontraba dentro del cuarto de juegos. Acto seguido, el muchacho corrió torpemente hacia la puerta para luego salir al pasillo y correr en dirección a los baños. Para cuando hubo llegado al gran salón que estaba de camino a los baños paro en seco y se quedo completamente helado al ver aquella escalofriante imagen que se presentaba frente a sus ojos.

En el sillón que estaba frente a la chimenea, en el cual su padre siempre se sentaba todas las noches a meditar con un habano en su boca y un vaso de coñac en su mano izquierda, ahora estaba ocupado por una mujer, la cual sonreía vilmente mirando al chico. Detrás de esta muchacha se hallaba un ser que jamás el había visto antes, aunque tenia un aspecto similar al de un loro solo que mucho mas grande. Pero lo que había helado al pequeño no era solo esto, si no el hecho de que el loro se hallaba devorando el cadáver de lo que parecía ser la criada que le había llamado. Su pico, algunas de sus plumas y sus patas se encontraban manchadas con la sangre de la mujer, mientras que el cuerpo inerte y sin vida de la misma estaba tendido en el suelo junto al loro. El ser de aspecto de ave, volvió a repetir, con la misma vos que la de la criada diciendo, tal y como un loro imita el lenguaje humano.

-amo el baño esta listo-

La mujer, de cabellos rojizos y mirada amenazadora hecho a reír leve y maniáticamente mientras miraba al pequeño temblar y estremecerse. Con una vos suave, escalofriante pero maternal dijo.

-sientes el miedo no es así?-

Al parecer se complacía al verle temblar, como si ella se alimentara del miedo que emanaba ahora por los poros de Alex. El pequeño comenzó a retroceder lentamente mientras miraba intimidado a la mujer, sus piernas estaban temblando del miedo, al igual que su garganta se encontraba seca y su cuerpo inmóvil, como paralizado por el terror.

-q-quien e-es usted?-

Atino a responder nervioso e intimidado, mientras continuaba retrocediendo lentamente. La mujer ladeando su cabeza, chasqueo los dedos rápidamente y el ser con aspecto de loro gigantesco voló por sobre la habitación hasta posarse detrás del muchacho. Sus rojizos ojos deseaban devorar la carne del pequeño aunque sabia que no debía de hacerlo, puesto que el era una pieza importante que aun no podía de ser sacrificada como alimento a un simple dream como lo era el.

-tu veme tan solo como una hermana mayor-

Se levanto de la silla y comenzó a caminar lentamente hacia donde estaba el muchachito. Sus pasos resonaban amenazadores mientras se acercaba cada vez más, lenta y progresivamente hacia donde se hallaba Alexander. Estando ya frente a el acerco su mano hacia el pico del ser con aspecto de loro y se dispuso a acariciarlo. Con una vos serena atino a decir a modo de regaño hacia el loro.

-Omu tu pico y tus plumas están manchadas sabes que la sangre es muy difícil de sacar-

Sonrío a medio labio mientras continuaba pasando sus manos por el pico de su acompañante. Alexander aun seguía sin entender que pasaba aquí, porque su criada más cercana había muerto, porque ahora estaba esa mujer y ese loro en la sala de estar. Acostándose en posición fetal en el suelo el muchacho hecho a llorar como nunca lo había hecho antes, lloro y lloro como si no hubiera mañana. La mujer miro hacia abajo al ver esta triste escena y sonrío enternecida nuevamente. Tomando al chico del cuello de su camisa comenzó a arrastrarlo hacia el balcón y estando ya con una mejor vista se sentó en la barandilla del mismo. Con aire triunfal miro hacia la cuidad y río victoriosa. Ahora mismo el pueblo se hallaba bañado por las ascuas, las cuales devoraban todas las construcciones y a la gente a su paso. El ejército del escarnio había cumplido su objetivo finalmente, es preparar el catalizador para que el objetivo se completara. Volviendo a tomar Alex del cuello de su camisa lo coloco sobre el lomo de Omu, su dream y más luego se sentó ella sobre el cuello del mismo. Batiendo sus alas rápidamente el loro tomo vuelo del balcón de la cuidad y tomo rumbo en dirección hacia la cuidad. El grácil vuelo de aquel loro, se podía contemplar desde debajo de la cuidad como una figura amenazadora aunque esto no era así, al menos para los soldados del escarnio que estaban quemando los edificios de la cuidad y deleitándose con la destrucción que provocaban. Volando hacia la torre del reloj el loro se poso sobre el balcón de la misma y la mujer del escarnio se bajo del lomo a si mismo que bajo al pequeño Alex. Estando ya en el lugar indicado, la mujer pelirroja tomo a Alex del cuello el que se hallaba aun paralizado y confundido por el miedo. Con una vos firme y prepotente les grito a sus subordinados.

-camaradas, el será el sacrificio humano para nuestro señor, el elegido por el escarnio, el que traerá una nueva era a nuestro mundo-

Los miembros del escarnio se reunían alrededor de la torre mientras miraban expectantes algunos y otros vitoreaban a su capitanía, la cual se hallaba con las manos alzadas al cielo, como si fuera a esperar que algo cayera del mismo. Se giro para ver a Alexander y sonriéndole de oreja a oreja de una manera tranquila le murmuro en un tono maternal y algo tétrico mientras acariciaba sus cabellos color azabache. Los ojos celestes se posesionaron asustados, sobre los ojos de color rojo de la mujer, todo era rojo en ella, sus ojos, su pelo, tal como la sangre de la criada. Muy diferente de su acompañante animal (aunque aclaremos Omu no era un animal).

La mujer con un movimiento rápido de su mano derecha desenfundo el puñal que estaba en su cintura. La hoja era recta y fina, muy similar a la de un estilete, sujeto al muchacho por el cuello de la camisa y continuo manteniendo su mirada maternal, pero con un toque sombrío proporcionado por su sonrisa. Se giro sobre si misma, aun con el muchacho sostenido por su mano izquierda y el puñal en su mano derecha volvió a mirar a sus subordinados y dijo, con vos fuerte y clara.

-escarnio, con esto se abrirá el portal para que nuestros hermanos construyan este nuevo amanecer-

Ágilmente, la mujer perforo el ojo del muchacho con su navaja, atravesándolo como si estuviera hecho de arcilla fresca. La mirada de Alexander se coloco en blanco, como si estuviera abandonando el mundo terrenal al ser perforado por aquella arma blanca. Sonriendo victoriosa, soltó al muchacho del cuello de su camisa, el cual comenzó a caer de la torre de aguja a una gran velocidad. Todos los miembros del escarnio observaban como el chico caía para esperar a que al tocar el suelo se partiera como si de una fruta madura se tratara. Mientras continuaba cayendo, el chico comenzó a oír una vos que le llamaba diciendo, mas bien murmurando “a..aleeeex…” no le presto mucha atención. Llegando una vez al suelo sus huesos se rompieron en mis pedazos, al igual que su cuerpo comenzaba a morir lentamente.

Los ojos de Alexander comenzaban a cerrarse, hasta que cuando los hubo cerrado finalmente tuvo una visión. Una dimensión vacía, bañada por la oscuridad, en medio de un campo muerto, la tierra al tocarla era similar al polvo del metal, grisácea y fría. Un viento resoplaba también, una corriente de aire tan fría que le helaba hasta los huesos. Comenzó a caminar lentamente, debido al dolor de la caída y del tajo de la navaja en su ojo le costaba caminar. Una ves hubo andado un tramo largo llego a lo que parecía ser una torre de reloj, pero mas pequeña y hecha de piedra. Clavado en esta torre se hallaba un ser como nunca había visto antes. Como si se hallara crucificado el ser estaba con los brazos extendidos y las piernas juntas, tal y como un soldado. Su cuerpo era de lo mas extraño, estaba hecho enteramente de huesos de distintos animales y algunos humanos, además de que su cabeza tenia forma de una mascara, pero hecha de hueso, la cual desprendía una oscuridad muy profunda desde sus vacías cuencas. Al muchacho le llamaba poderosamente la atención el aspecto de aquel ser, además de la razón por la cual se encontraba solo en medio de aquel desierto frío de polvo plateado. Acercose más al ser cadavérico, le contemplo aun más con suma curiosidad hasta que comenzó a volver a escuchar aquellos susurros persistentes.

-Alex… finalmente as llegado-

El muchacho se quedo inmóvil por un momento, de donde venia aquella vos? Como sabia su nombre? Aquellos susurros sonaban iguales a los de un anciano enfermo, el cual estaba apunto de morir, ya conocía aquella vos por alguna razón le resultaba muy familiar. Algo intimidado por la vos y aun curioso le contesto diciendo

-quien eres? Como sabes mi nombre?-

La vos volvió a contestarle, no sin antes toser un poco, una tos seca, como de perro viejo.

-yo soy tus deseos, tus anhelos, todos tenemos deseos viviendo dentro nuestro… solo hay que dejar que salgan a la luz…-

El muchacho aun no comprendía de que se trataba esto, tan solo quería salir de allí, volver al mundo real tan solo para saber si aun permanecía aun con vida

-estoy muerto?-

Dijo movido por la curiosidad, aun contemplando a aquel ser esqueletal que se hallaba atado por las cadenas que rodeaban a aquella torre de piedra.

-aun no Alex… de hecho, por eso as venido aquí, ya que no deseas morir, no es asi?-

El muchacho asintió y siguió mirando la mascara de hueso, la cual le llamaba poderosamente la atención. Girase luego para ver detrás suyo, ver si aquella vos era de alguien que le estaba observando desde las sombras, mas no consiguió ver nada en lo absoluto. Volvió a mirar la mascara esqueletal y continuo escuchando la vos de aquel anciano que le susurraba.

-libérame y are que los que te hicieron sufrir paguen por sus pecados…-

No sabia como, así que intrigado le respondió con una pregunta.

-como puedo liberarte?-

La vos del anciano le respondió diciendo

-tan solo tienes que desearlo, con todo tu corazón, con toda tu mente y con toda tu alma… yo are el resto-

Diciendo esto el muchacho comenzó a abrir sus ojos lentamente, para darse cuenta y ver que uno de los pies de los soldados del escarnio estaba sobre el, comprobando a ver si estaba aun con vida. Para sorpresa del soldado, y como si de algo demoniaco se tratara, una mano de esqueleto salio de la sombra que alex proyectaba en el suelo y tomo al soldado por el rostro, el cual se quedo helado como si hubiera sido tocado un fantasma. Mas no se quedo inmóvil aquella mano fantasmal, la misma comenzó a apretar el cráneo de aquel hombre hasta que el mismo se partió como una sandia, asciendo que sus vísceras cayeran al suelo junto con la sangre que manaba del mismo. Aquel pobre hombre cayo muerto de espalda al suelo, con su cráneo hecho trisas. Alexander se levanto de donde estaba poniéndose de pie. Al ver esto los soldados no tardaron en reaccionar apuntando con sus fusiles a Alexander y a su acompañante, preparándose para abrir fuego si estos mismos reaccionaban agresivamente. Mirándoles sonrío prepotente y a medio labio, mientras que detrás suyo comenzaba a formarse lo que pacería ser aquel esqueleto que había visto atado a aquella torre de piedra, solo que ahora sus cuencas no se hallaban vacías, ahora estaban llenas con un punto rojo, el cual hacia las veces de pupilas.

-mátalos…-

Dijo sonriendo y apuntando con su brazo extendido hacia la primera fila de soldados que se hallaban apuntándole. Se escucho solamente un bramido fantasmal en respuesta, el cual luego se convirtió en dos brazos esqueléticos, en los cuales sus manos fueron dirigidas hacia los cráneos de dos hombres, los que sufrieron aquella misma muerte atroz. Temblando en sus botas se los veía a los soldados, mientras que desde la torre donde había sido lanzado el cuerpo de alex, la mujer pelirroja observaba sonriente mientras acariciaba el plumaje de su acompañante Omu. Colocando sus manos como si esperara recibir algo del cielo, el ser hecho enteramente de huesos y cubierto por una tela suave de color negro, comenzó a mutar, como si la tela se tratara de su piel. Este acompañante no tenía una forma definida, más bien parecía una masa de oscuridad, la cual tenía partes sólidas hechas de hueso. Extendiendo su brazo esqueletal, el ser disparo su oscuridad, la cual se había convertido una maraña de lanzas afiladas que perforaron a la fila de soldados que se encontraba frente a el. Los mismos cayeron al suelo muertos, bañados por la sangre que ahora se encontraba fuera de sus cuerpos, sobre el frío empedrado. Mientras esta carnicería se desarrollaba en el pueblo, en lo alto de la torre del reloj de la que había sido arrojado el cuerpo de alex, la mujer de cabellos rojos observaba con vista de Alcon aquella matanza, mientras sonreía vilmente al ver los cuerpos de sus compañeros masacrados por el dream de alex. Con un tono de satisfacción musito mientras continuaba acicalando a su compañero.

-aaaah… rojo, el olor rojo esta en el aire, sienta muy bien con el aire nocturno verdad Omu?-

Aquel ser en forma de loro solo cerró sus ojos en respuesta, mientras continuaba disfrutando las caricias que su dreamer le proporcionaba tan amable y cariñosamente. Por su parte, Alexander, ya convertido en un soñador y con su nuevo acompañante causando terror por las calles de la cuidad, se dirigía hacia la torre del reloj, para saldar cuentas con la mujer de cabellos carmesí y el loro Omu, el cual había tomado la carne, la sangre y la vos de su criada mas cercana a el. El paso era lento, pero constante mientras que a su alrededor solo dejaba muerte y destrucción, cientos de cadáveres todos uniformados de la misma manera, negros y con la insignia de la rosa, la insignia del escarnio que estaba en sus ropas. Estando ya en la base de la torre del reloj, dirigió su vista hacia arriba, como incitando a la mujer a que bajara de la torre para enfrentarse a el. La mujer miro hacia abajo, con aire de superioridad y continuo sonriendo.

-Balla, parece que el pequeño quiere luchar, que mono-

Sonrío dulcemente, mas luego su rostro tomo una expresión sumamente seria, casi como si helara su mirada. Asciendo un movimiento con su mano, le ordeno a Omu que cargara contra el, en respuesta aquel gigantesco loro alzo vuelvo y luego callo en picada, con su pico y garras apuntando al cuerpo de alex. El hizo un movimiento hacia atrás, evadiendo el golpe y provocando que Omu cayera contra el suelo, levantando una polvadera de escombros y polvo de roca. Levantándose luego, Omu, batió sus alas molesto, sus ojos brillaban, parecía como si quisiera degustar la inocente carne del pequeño. Su tétrico acompañante de la mascara de hueso, se coloco frente a el, con su brazo de hueso, cargo contra Omu, sujetando su pico y asciendo que su cuerpo chocara contra la base de la torre del reloj, levantando nuevamente escombros y una nueva polvareda. El loro, chillaba, como tratando de sacarse a aquel ser de encima suyo, la mujer sonrío, mirando como se veía aparentemente invalido su acompañante, mas luego chasqueo sus dedos y las plumas de su acompañante se dispararon como proyectiles hacia el cuerpo del dream de alex, perforándolo. Al notar esto, un dolor agudo, eso fue lo que comenzó a sentir el en su cuerpo. Aunque no lo supiera, el dream y el soñador están conectados, el dolor de uno es el sufrimiento del otro. El muchacho callo de bruces, sujetándose el costado de su cuerpo, del cual comenzaba a manar algo de sangre a la ves de que tosía igual a como lo hacia aquel anciano. Saltando de la punta de la torre, al igual que lo había hecho su compañero Omu, la mujer pelirroja callo de pie en el empedrado y miro a alex como si esperara devorarlo.

-duele, no es así?-

Dijo sonriendo, mientras que alex le miraba jadeando debido al dolor, entrecerrando su ojo derecho y haciendo una mueca, la cual denotaba que no resistiría mucho tiempo. A medida que comenzaba a caminar, acercándose hacia al chico con aire de superioridad, la mujer musitaba.

-no sabes… ambos el y tu están conectados, al igual que Omu y yo, tu dolor es su dolor, tu tristeza su tristeza y su muerte será su muerte-

Estando frente a el, le sujeto del cuello de la camisa, mirándolo con aire de superioridad y le arrojo contra unas cajas que se hallaban tan solo a unos metros de allí. El muchacho le costo levantarse, mirando a la mujer cansado y jadeando debido al castigo que había recibido. Sus piernas temblaban y le costaba ponerse en pie, pero mirando a la mujer se mantuvo así. La pelirroja, con un nuevo movimiento se dispuso a terminar con el, lanzando a Omu a que cargara contra el, pero en ese instante Omu se detuvo, siendo parado por lo que parecía ser una figura poco reconocible. Mirando con mayor claridad, pudo notar que se trataban de dos brazos de espada, los cuales bloqueaban el afilado pico de Omu, además de sus garras. Fijando más su vista, pudo notar que ese ser tenia el aspecto de un animal, solo que en ves de tener brazos poseía espadas, las cuales se veían sumamente resistentes y afiladas. Aquel monstruo tenía el aspecto similar al de un zorro o un tejon, solo que era de color rosado, aunque no se notara muy bien porque era de noche y ahora alex estaba tuerto. Además de esto poseía múltiples marcas en su cuerpo y estaba sostenido por dos patas de animal, las cuales poseían unas garras que se veía afiladas, pero no tanto como sus sables.

-Surasshu!-

Se escucho una vos masculina, con presencia y de aspecto maduro. A los segundos de escucharse, el ser de pelaje rosado hizo un rápido movimiento, empujando a Omu pero este ultimo no choco con nada, frenando aquel empujón con sus garras.

-ahora!, Surasshu, termina todo en un golpe-

Aquella vos volvió a escucharse, como si diera ordenes a aquel ser desde las sombras. Surasshu, que al parecer era el nombre de la bestia, cargo a toda velocidad contra Omu, pasando de lado al mismo y luego estando de espaldas al mismo, Omu, callo rendido en el suelo.

- B-basile…-

Aquella vos, la de la mujer, comenzó a escucharse a la par de que se escuchaban sus pasos. Su vos era diferente ahora, mas cansada, como si su vida terminara en el próximo aliento que fuese a dar. Estando ya visible, debido a las ascuas que todavía ardían en los escombros, alex, pudo divisar que la mujer se agarraba su costado derecho, como si hubiera recibido el mismo golpe que Omu.

-yo guardaría mi aliento Hinka, luego de que Omu recibió aquel golpe de Surasshu no creo que le quede mucho tiempo de vida-

La mujer sonrío y una gota de sangre mano por la comisura de sus labios, se acercaba su fin, al igual que el de Omu. Hinka, como se llamaba la mujer que había iniciado aquel desastre en la cuidad, se acerco al cuerpo casi sin vida de Omu, el cual respiraba con suma dificultad. Estando a su lado, se sentó de cuclillas y acaricio el rostro de su compañero, con una sonrisa nostálgica. El hombre, finalmente se presento, saliendo de la oscuridad y comenzando a caminar hacia la pelirroja. Colocándose junto a ella le miro y dijo.

-sabias que este día llegaría-

La mujer sonrío y respondiéndole, no sin antes toser algo de sangre debido a la herida que había recibido Omu.

-si… pero yo e cumplido mi misión, el portal ya esta abierto-

El hombre sonrío y se sentó junto a la pelirroja, colocando su mano sobre la cabeza de ella. Al parecer ellos tenían buen trato, aunque sean enemigos de sangre. Con un movimiento de su mano, Basile recostó a la mujer boca arriba, utilizando sus piernas como almohada mientras que acariciaba sus cabellos dulcemente.

-no dejare que el muchacho se vuelva lo en lo que ellos quieren, vendrá con migo, le entrenare, será fuerte, será uno de los nuestros-

Hinka volvió a toser, esta ves un poco mas fuerte que las otras veces y le respondió, riendo levemente.

-el destino no se puede cambiar, el hecho de que se convierta en un nigthmare es algo in-inevitable-

Diciendo esto con su último aliento, cerro sus ojos y finalmente su vida se extinguió. El cadáver de Omu comenzó a brillar y basile, abrazo con fuerza el cadáver de la pelirroja, mientras comenzaba a sollozar. Apegándose a ella, su cadáver también comenzaba a brillar, desprendiendo destellos, los cuales comenzaban a desintegrar el cuerpo de la mujer. Omu, por su parte, también se desintegraba, volviéndose finalmente una nube de polvo la cual brillaba y desaparecía en la fría corriente de aquella noche veraniega. Lo mismo el cuerpo de Hinka, el cual se mezclo con los destellos de Omu, desapareciendo también. Surasshu, se acerco a su amo, frotando su morro contra el cuerpo de el, para tratar de animarlo. Basile sonrío débilmente y comenzó a acariciar la nariz de este, Surasshu solo se dedicaba a disfrutar de las caricias mientras entrecerraba sus ojos.

-lo se, estas triste igual que yo verdad?, pero deja eso, lo importante ahora es ocuparnos de el-

Miro el cuerpo de alex tenido en el suelo y se acerco para tomarle en brazos. Estando ya entre sus brazos, Basile comenzó a caminar, acompañado de Surasshu en dirección hacia las afueras del pueblo con un pensamiento de miedo y tristeza mezclados en su cabeza.
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